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La burocracia impide tratar a tiempo una plaga de orugas en las encinas de la Sierra Norte de Sevilla

La burocracia impide tratar a tiempo una plaga de orugas en las encinas de la Sierra Norte de Sevilla

Corsevilla solicitó a las Administraciones la autorización para el tratamiento aéreo de la plaga el 20 de marzo y hasta el lunes, 4 de mayo, no recibió el permiso correspondiente, más de un mes de espera, para una plaga que ya había pasado.
La dehesa es el principal recurso de la Sierra Morena sevillana. La bellota, fruto de los bosques de encinas y alcornoques sostiene una de las principales actividades económicas de la comarca como es la crianza del cerdo. Desde primeros de marzo a últimos de abril la oruga de Totrix nace y se alimenta del brote anual que produce el árbol, impidiendo la formación de la  bellota.
Sierra Norte-Cazalla-Oruga 600x400 (1)Como comenta el gerente de Corsevilla, Juan Luis Mariscal, “en los casos en los que las orugas alcanzan poblaciones demasiado elevadas se produce el estado de plaga y los daños son irreparables, pueden provocar la pérdida de cosecha de bellotas para la montanera y el debilitamiento del árbol”. La cooperativa Corsevilla tiene constituida una Agrupación de Tratamiento Integrado en Agricultura (ATRIA), estas organizaciones se ocupan de la lucha integrada contra las plagas de los diferentes cultivos y representan a los propietarios de las fincas.
El 8 de abril el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), a petición de ASAJA autorizó, de forma excepcional, la aplicación aérea de productos fitosanitarios para combatir el ataque de orugas defoliadoras, no obstante en Andalucía se requieren además las autorizaciones de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, y en concreto en la Sierra Norte de Sevilla, también la autorización del Parque Natural.
Juan Luis Mariscal explica que “la burocracia hace que todo se complique, sean necesarios informes y documentos para que los funcionarios tomen una decisión, pero cuando autorizan el tratamiento ya es tarde porque la plaga actúa en muy pocos días”. “Lo estamos viendo desde hace tres años, los funcionarios desde sus despachos no tienen intención de autorizar los tratamientos y piensan que no son necesarios en la dehesa”, comenta.
Desde el Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, su director, Antonino Sanz asegura que “se ha hecho un gran esfuerzo” para agilizar los trámites. “En el Parque hemos tardado diez días en dar la autorización cuando lo normal en estos procedimientos son tres meses”, asegura. Por otra parte, explica que el elemento fundamental para el control de la plaga “es el seguimiento, de modo que se detecte con celeridad el momento en que la población comienza a aumentar peligrosamente e intentar mantenerla por debajo del umbral de daños”.
Los tratamientos aéreos de fitosanitarios están prohibidos en términos generales, aunque cabe la autorización en caso que no se disponga de alternativa técnica y económicamente viable. En este sentido, Mariscal apuesta por los tratamientos aéreos “cuando los ataques son muy virulentos ya que con el avión se logra detener la plaga aplicando solo 0,5 litros por hectárea, una cantidad tan pequeña que no es posible aplicar con los tratamientos terrestres”.Sierra Norte-Cazalla-Oruga 600x400 (3)
Sin embargo, desde el Parque Natural creen más conveniente “que haya un equilibrio biológico favoreciendo los predadores como los insectos o las trampas, técnicas que pueden reducir bastante la población de oruga”.
Por su parte, desde las Consejerías de Medio Ambiente y Agricultura aseguran que es un tema “que está en manos del Estado” porque “normalmente en el caso de esta plaga, la respuesta a esta autorización ya está fuera del plazo para realizar el tratamiento ya que el Ministerio hasta que no tiene constancia de que hay plaga no puede emitir la autorización excepcional”. Además indican que solución es que haya “un producto registrado” y no haya que pedir la autorización excepcional a este organismo.
Para Juan  Luis Mariscal, estos argumentos son “completamente inconsistentes” y afirma que “bastaría la voluntad de los funcionarios para haber autorizado tratamientos desde el 8 de abril”. Los propietarios de Corsevilla que tienen sus fincas en Extremadura pudieron tratar la plaga solo cuatro días después de que el Ministerio lo permitiera ya que así lo autorizó Dirección General de Agricultura de la Junta de Extremadura.

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