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Plantar árboles y sembrar felicidad podría ser el slogan de este grupo que lleva desde el año 2002 participando en la mejora ambiental de su entorno y contribuyendo a la educación ambiental en Cazalla de la Sierra.
Mil horas a favor del medio ambiente, más de tres mil bellotas plantadas en las dehesas de de la Sierra Norte de Sevilla y dos mil nuevos plantones que contribuyen a la conservación del monte mediterráneo. Estas son solo algunas cifras de la dedicación del grupo de voluntariado ambiental ‘Los Peñasquitos’ que lleva casi quince años conservando el entorno natural de Cazalla de la Sierra.
Este colectivo está integrado en la Asociación Cultural José María Osuna. “Decidimos aprovechar que ya existía esta asociación y muchos de los que nos queríamos unir que compartíamos estos valores pertenecían a la Asociación”, explica Trinidad Herrero, coordinadora del grupo. Ciudadanos comprometidos con su entorno natural a los que les inquietan problemas como los residuos que se encuentran por el campo, el cambio climático o la huella de carbono.
El equipo motor está compuesto por diez o doce personas que marcan las líneas de los proyectos, aunque luego en las actividades han llegado a participar hasta 70 personas en algunas de las más populares. Además de vecinos de Cazalla preocupados por la naturaleza, también suelen participar alumnos del módulo de Gestión Forestal o de la Universidad de Sevilla. “Nos gusta que se incorporen estructuras y crear espacios donde participen los ciudadanos, por ejemplo estamos muy coordinados con otros grupos ambientales y hemos viajado a conocer otros espacios naturales como Doñana o el Valle de Lecrín”, comenta Herrero.
Una gran variedad de proyectos
En estos catorce años son muchos los proyectos que han llevado a cabo estos amantes de la naturaleza. El primero de ellos les inspiró para la denominación del grupo, ya que fue la señalización e interpretación de la zona conocida como Los Peñasquitos. “Recuerdo que cuando limpiamos aquella zona sacamos lavadoras y alambradas, estaba en un estado lamentable”, relata Trinidad, quien confiesa que desde entonces “la concienciación de la conservación del medio en el que vivimos a mejorado mucho”.
También se han ocupado de limpiar caminos y veredas por los que suelen transitar muchos coches, tanto de visitantes que vienen los fines de semana como vecinos que ya hoy día le ponen cara al voluntario que está limpiando estas vías. “El hecho de que seamos vecinos del pueblo los que limpiemos de basura el campo hace que la gente nos respete y se lo piense a la hora de tirar un papel”, explica Trinidad.
Uno de sus proyectos estrella son las reforestaciones participativas en ecosistemas naturales para contribuir a la mitigación del cambio climático. Han plantado árboles en espacios tan emblemáticos de Cazalla como el Cerro del Palomar o la Recacha. También con la actividad ‘La Bellotá’ han sembrado más de tres mil bellotas para contribuir a la conservación de las dehesas.
La educación ambiental es otra de las motivaciones de este grupo y en este sentido han celebrado charlas sobre el compostaje doméstico, una forma de reciclar los residuos orgánicos en los hogares, y han puesto en valor los manantiales y fuentes de Cazalla. En cada una de ellas se puede ver un azulejo con el nombre de la fuente y un poema, “podemos encontrar poemas de Antonio Parrón, Monte Sánchez o una canción de Camarón”, comenta Trinidad.
Desde el año 2007 participan en el proyecto “Andarríos” analizando algunos de los tramos de los cauces de ríos y arroyos que pasan por el municipio, “hacemos un seguimiento del PH del agua, la vegetación, si hay vertidos y las aves que habitan en ellos”, dice Herrero.
Echan en falta que la gente “participe más de los espacios y su conservación”, y ven necesario “conocer mejor nuestro territorio para poder decidir sobre él”, explica que el “voluntariado ambiental propicia todo esto” y esperan seguir muchos años más conservando el entorno de Cazalla “con mucho entusiasmo”.
