Viernes,26 abril, 2024
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La saca de corcho, un trabajo tradicional con escaso relevo generacional en la Sierra Norte

La saca de corcho, un trabajo tradicional con escaso relevo generacional en la Sierra Norte

A las 6.45 de la mañana se comienzan a escuchar los primeros golpes de las hachas en Juncarejo, una finca de 27 hectáreas cerca de Cazalla a la que después de nueve años, le toca sacar el corcho.Sierra Norte-Cazalla-Corcho (9)

Este es el tiempo que la corteza del alcornoque necesita para tener el calibre y la calidad suficientes para que los sacadores la extraigan del tronco. En primer lugar se van abriendo rajas con el hacha dibujando planchas de unos 50 centímetros de ancho y algo más de un metro de largo desde el suelo, el objetivo es que salga lo más enteras posible. “Primero se saca el pie del árbol y luego se va subiendo a las ramas superiores”, explica Andi Martínez, el uno de los 12 miembros de la cuadrilla que trabajan en esta finca. Lo normal es que los sacadores vayan juntos por parejas también llamadas colleras, y que haya un “juntador” por cada tres parejas encargado de amontonar las planchas de corcho en pequeñas pilas para que luego vengan los cargadores y las monten en el remolque del tractor. Los característicos mulos o burros que se usaban para transportar el corcho ahora solo se usan cuando hay zonas de difícil acceso.

Condiciones necesarias
La técnica y la experiencia son requisitos fundamentales. “Lo ideal es que las planchas estén compactas y que tenga pocos orificios”, explica Antonio Jesús Infante mientras muestra una de las láminas rectangulares que acaba de sacar. Hay veces que en vez de nueve años hay que esperar otro más, porque según se dice “ese año no se da”, el corcho se queda pegado y al intentar desprenderlo se viene el curtido, produciéndole una herida por la que le pueden llegar enfermedades. Entonces, se decide dejar para el año siguiente, porque todos coinciden en que es fundamental cuidar y respetar el árbol.
Sierra Norte-Cazalla-Corcho (3)El clima también es clave en este proceso. “Lo más importante es que llueva durante el invierno, que luego venga una primavera buena y que la tierra esté bien trabajada”, explica José Antonio Acosta al que ya se le ven las manos coloreadas de negro, fruto de llevar ya algunas semanas manejando este material. “Este año si no hubiera llovido en mayo no se hubiera podido sacar”, afirma Antonio Ruiz, el hijo de la propietaria de la finca.
Aprovechando las horas más frescas, también a primera hora, se pesa todos los días la pila de corcho que el día anterior se ha sacado, “en total ayer fueron 140 quintales”, comenta Antonio Ruiz.

Trabajo tradicional

Sierra Norte-Cazalla-Corcho (5)A pesar de ser un trabajo ancestral, la esencia se sigue manteniendo porque no ha cambiado mucho con el paso de los años. “Lo único que ha variado es que antiguamente había un aguador que nos traía el agua y ahora cada uno trae su cantara solo con agua”, comenta José Antonio Acosta entre risas durante el tiempo del bocadillo.  Otra de las cosas que ha cambiado son las escaleras con las que suben a los árboles, antes usaban escaleras de madera de nueve pasos y ahora se valen de escaleras de aluminio con dos cuerpos que le permiten subir más alto. Prueba de ello es que antes la media de quintales por collera y día era de unos 15 quintales, mientras que ahora sacan el doble.
Uno de los problemas a los que se enfrenta el sector es la falta de relevo generacional. Según José Antonio Acosta, “es una pena que cada vez salgan menos jóvenes, en el pueblo en las cinco cuadrillas que hay sacando corcho apenas hay tres novicios”, así llaman a los que tienen poca experiencia en este trabajo. Andi añade que “cada vez se jubila más gente en el campo y menos se incorporan, así que dentro de dos o tres veranos a ver quién hay que sepa sacar corcho”. El secreto en este trabajo es la experiencia y saber manejar el hacha, aunque resulta paradójico, porque si no se le da la oportunidad de aprender a los jóvenes nunca tendrán la oportunidad de trabajar en ello. Alberto Ridruejo lleva doce años sacando corcho, desde los 23, y explica que tuvo la suerte de que su padre era manigero de una cuadrilla, “me dio la oportunidad de aprender”.
Sierra Norte-Cazalla-Corcho (1)La mayoría de estos hombres trabajan durante el resto del año en otras tareas agrícolas como la aceituna o la tala, pero la saca de corcho está mejor remunerada que las demás tareas, por lo duro que llega a ser el trabajo. Según los propios trabajadores, “es un trabajo que no está pagado”, aseguran.
Una asignatura pendiente, como ocurre en otros sectores, es la falta de transformación del producto. La mayor parte del corcho que se saca de estos montes se vende fuera con lo que la riqueza que genera se queda a medias en el territorio.

Algunos datos del periodo 2006-2015 en la provincia de Sevilla: – 160.000 kg de corcho bornizo/año. – 7.107.000 kg de corcho reproducción/ año. – 26.300 jornales al año. Datos de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. 

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