Juan de Yepes y Álvarez (1542-1591), es el último de los grandes místicos, la cima de la poesía mística y una de las voces más puras que jamás hayan existido.
Reformador de la rama masculina de la Orden del Carmelo, mientras Santa Teresa lo hacía en la femenina, fundó conventos de carmelitas descalzos y fue por ello perseguido y encarcelado por los carmelitas tradicionales. En su encierro en Toledo (1577) empieza a componer su “Canto Espiritual” y algunos otros poemas.
En 1588 funda convento en Granada y es allí, y en ese tiempo, su momento más fecundo como poeta: “Subida al Monte Carmelo”, “La Noche Oscura”, “Llama de Amor Viva” y la terminación del “Canto Espiritual”
Canonizado en 1726 y declarado Doctor de la Iglesia en 1926, es, sin duda, el poeta místico más importante en lengua española. Amante del silencio, pero maestro de la palabra, sus poemas han influido en los principales poetas españoles de todos los tiempos.
Su biografía, despojada de cualquier anécdota personal o del trasunto de determinadas circunstancias de una sociedad concreta y de una específica coyuntura histórica, revela una inteligencia privilegiada, una sensibilidad y una decidida voluntad de autenticidad y coherencia personales sin fisuras.
En 1952 es nombrado patrono de los poetas españoles. En 1957, se constituye en Cazalla la hermandad de San Juan de la Cruz y se entroniza la imagen del santo en una hornacina en el lateral de la ermita.
Empezaron en esos primeros años “gozosas romerías líricas” a las que acudían numerosos escritores y poetas que, después de procesionar al santo por los alrededores de la ermita, ofrecían un sencillo acto literario.
A partir de esas fechas, y de modo más o menos íntimo, se han celebrado lecturas poéticas y actos literarios en honor del santo poeta.
Por iniciativa del Ayuntamiento de Cazalla y en colaboración con la Hermandad de Ntra. Sra. Del Monte, actual depositaria de la devoción e imagen de San Juan, vamos a celebrar el día 13 de diciembre, este encuentro poético que reúne las dos perspectivas, la teológica y la literaria, que, en muchas ocasiones, se presentan mezcladas.
En momentos de confusión y dificultades, cuando en nuestro mundo se oye resonar la palabra “guerra”, cuando el planeta está en crisis climática y tanta gente huye del hambre, de la miseria, de la guerra y de la falta de libertad, acercarnos a la poesía y hacerlo junto al Santo del Amor justifica sobradamente este acto. Creemos en el futuro y damos voz a los poetas.
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