Miércoles,8 mayo, 2024
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Desde la ignorancia “constructiva”. Ismael Miguel Millán (Cazalla de la Sierra)

Parece ser que ya tenemos la canción de este verano, lo que está en el boca de los cazalleros en la que todos somos verdugos de un juicio bastante rápido y que no preocupa los argumentos de la oposición, sea como sea, uno se establece en una opinión, se familiariza con sus iguales y desprecia a los opuestos. Paradoja de la vida, igual que las casas de Hogwarts.

El nuevo cartel de la hermandad de Ntra. Sra, del Monte, no ha dejado a nadie indiferente, tanto es así, que ya se ha hecho eco de la noticia en varios periódicos importantes y es que el escándalo no deja de autoalimentarse. Creo que llegando a este punto, aun siguiendo de muy buenas “cazalleras maneras” que parte desde la ignorancia de no conocer de palabra del autor los motivos de tal obra, se debería de hacer críticas un tanto más constructivas.

Desde mi perspectiva, es un mal cartel, -aclaro- cartel, que no pieza artística. Si se entra a valorar el objeto como pieza artística, debe ser de considerar una serie de características intrínsecas en la obra: valorarlo como arte público y reproducción ilimitada, si construye un discurso bien expresado en un determinado lenguaje plástico- visual, si ha reflexionado sobre unos contenidos estéticos de carácter contemporáneo donde la belleza como tal, sin más, o clásica, pueden ser desplazada a favor del mensaje formal, si el autor se introduce en una filosofía de inferencia* como tantos artistas actuales trabajan investigando los limites de esta e incluso también, si nos hace reflexionar sobre la apropiación y la pérdida de identidad que sufrimos en esta era digitalizada, que por supuesto, también es un tema muy recurrido en el arte contemporáneo. Se podría entonces hacer un debate mucho más profundo aún.

Pero si la pieza se evalúa como cartel anunciador, ya que esta es su finalidad, desde mi punto de vista, puedo exteriorizar que es una obra pobre en resultado. Un cartel anunciador debe de propagar una cierta información sobre lo que anuncia y no solo de forma escrita, sino también representando mediante la imagen un simbolismo donde engrandezca los valores del determinado acto que es anunciado o de los que el autor considere para con el acto.

En este sentido, reduciendo a lo mínimo el significado del principal mensaje de nuestra pieza a tratar “nosotros somos la hermandad o nuestra unión es el amor por la virgen”, se puede considerar que el autor ha tenido una brillante idea a exponer, pero una mala ejecución, puesto que a diferencia de una obra artística sin más, un cartel anunciador en su lucha con la originalidad, debe de buscar la aceptación del público al que va referido y ser criticado quizás por sus formas pero no por su intención.

Por otra parte, esta explosión de bromas que comienzan a circular por las redes sociales y en los que algunos se indignan construyendo una defensa en la que se dice que peores cosas se hacen el día de romería (que me parece patética al no tener que ver nada una cosa con otra) y otros en los que siente mayor dolor cuando ven que el cartel solo vale como juego de ¿Dónde está Wally?, creo que, y vuelvo a remarcar a diferencia de una obra artística, es el autor el que se debe a su público y no su público el que debe al esfuerzo de llegar al entendimiento del autor.

Por ello, difícilmente es creíble que una imagen tan popular como es la del actor Daniel Radcliffe interpretando a Harry Potter y su autora literaria, se pueda considerar una firma artística o un reflejo del propio autor, pudiendo escoger entre tantas y tantas formas distintas de sellar la obra de alguna forma más integrada o simbólica y que en definitiva implique el mismo sentimiento potter que quiera expresar el autor.

“No todo es tan valido, teniendo fines publicitarios” .

A mi juicio, debo decir que soy gran admirador de Calvo Pina, tanto es, que ni se me pasa por la cabeza la idea de que no ha sabido extraer más jugo a su obra cartelística, dejándome así, con la única opción de que su intención tenia connotaciones de magia oscura, quizás sus palabras para realizar el hechizo fueron “que hablen bien o mal, pero que hablen” y debo de señalar que siendo así, ha conseguido a la perfección su objetivo.

*Algo que ofende a una persona sin tener esa intencionalidad directa. GUBERN, Roman (2004). Patologías de la imagen, Barcelona, Anagrama.

Ismael Miguel Millán
Alumno en curso del grado de Bellas Artes.US.
Integrante del grupo de investigación del departamento de dibujo de la facultad de Bellas Artes. US

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