En la segunda edición del Premio ‘Vinos de la Provincia de Sevilla’, Cocolubis, en vino tinto, y Cueva La Sima 2015, en la categoría de blanco, ambos de Bodega La Margarita, de Constantina, se alzan con este galardón, con el que la Diputación de Sevilla pretende distinguir anualmente a los mejores caldos producidos en la provincia. Obtuvo una mención especial el vino tinto Colonias de Galeón MC, de la Bodega Colonias de Galeón en Cazalla de la Sierra.
El pasado martes, 28 de marzo, el presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, junto al consejero de Turismo, Francisco Javier Fernández, presidió la entrega de la segunda edición del Premio a los mejores vinos de la provincia, en un acto que también contó con la participación del presidente de la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES), Miguel Rus.
Se trata de un galardón creado por la Diputación, a través de Prodetur-Turismo de la Provincia, con la finalidad de propiciar un mayor conocimiento de los caldos que se producen en el territorio sevillano, fomentar su consumo y mejorar la imagen y posición del sector.
El II Premio ‘Vinos de la Provincia de Sevilla’ fue otorgado a Cocolubis, en vino tinto, y Cueva la Sima 2015, en la categoría de blanco, ambos de Bodega La Margarita, de Constantina. Asimismo, obtuvieron una mención especial, el vino tinto Colonias de Galeón MC, de la Bodega Colonias de Galeón (Cazalla de la Sierra); y Saloma, en vino blanco, de Bodegas Salado (Umbrete).
La entrega de premios sucedió al fallo del jurado, integrado por 10 reconocidos enólogos, sumilleres, críticos gastronómicos y periodistas especializados que, tras una cata ciega que se desarrolló a lo largo de la mañana, en la Casa de la Provincia, tuvo que elegir un blanco y un tinto de entre todos los vinos presentados a concurso, en total 38 candidaturas (21 tintos y 17 blancos), procedentes de 10 bodegas de la provincia.
A la convocatoria del Premio, han podido optar los productores de vinos tintos y blancos elaborados en la provincia de Sevilla. Con carácter general, se establecen dos premios anuales para dos tipos de vino, blanco y tinto, que se seleccionan entre las siguientes categorías: vino blanco, sin envejecimiento en barrica; vino blanco, con envejecimiento en barrica; vino tinto, sin envejecimiento en barrica; vino tinto, con envejecimiento en barrica.
El Premio
El Premio ‘Vinos de la Provincia de Sevilla’ consiste en la realización de una campaña especial de promoción, con el objeto de dar a conocer estos caldos a los ciudadanos y a los sectores especializados, dando especial relevancia a su promoción en jornadas gastronómicas, además de incluirlos en las acciones promocionales que lleva a cabo Turismo de la Provincia. Asimismo, las bodegas ganadoras podrán hacer mención de la distinción, exclusivamente, en las etiquetas de las botellas del vino ganador en su añada correspondiente. También podrán hacer mención del premio obtenido en elementos promocionales de la bodega, indicando el nombre del premio, el vino ganador y la añada correspondiente. Por otra parte, la Diputación promoverá los vinos ganadores de este concurso utilizándolos en sus actos promocionales, catas o degustaciones, para lo que adquirirá suficiente cantidad de los mismos, o de otros vinos de la misma bodega, en caso de que no tuvieran suficiente suministro del caldo ganador.
En la primera edición de este galardón, celebrada el pasado año, fueron distinguidos El Mirlo Blanco, de la Bodega Tierra Savia (Alanís y Cazalla de la Sierra), como mejor vino blanco; y Cocolubis 2013, de Bodega La Margarita (Constantina), en la categoría ‘vino tinto’.
Bodega La Margarita
Este premio junto al del año pasado es el reconocimiento a más de veinte años que la familia de Raúl Fernández lleva trabajando en unas tierras “de gran calidad” según señala el propio empresario. Tal y como informó La Plaza, este constantinense licenciado en Ciencias del Trabajo lleva más de media vida entre prensas, mostos y barricas. “Me gustaba mucho la elaboración del mosto y colaboraba con un lagar que había en Constantina, cuando los dueños se jubilaron me animaron a poner en marcha el negocio”, explica Raúl.
Él mismo es el que se ocupa de preparar la tierra, plantar los sarmientos, hacer las pruebas e incluso promocionar sus vinos, aunque cuenta con el apoyo de su padre y de su familia, y en épocas de vendimia y poda contrata entre seis y nueve personas.
La bodega está ubicada en un antiguo lagar que se encontraba en ruinas cuando en 1995 el padre de Raúl compró la finca. Arrancaron parte de los olivos que había y en 1998 plantaron las primeras cepas que hoy ocupan casi ocho hectáreas de las 32 con la que cuenta la propiedad.
Cuatro años más tardes la vid comenzó a echar una uva apta para comenzar a hacer mosto, aunque Raúl quiso ir más allá y se propuso hacer un vino tinto de calidad. Compró barricas de roble americano, francés y húngaro. “Para mí es fundamental la tierra en la que se cría la viña, pero también que la madera en la que luego madura sea de calidad y aporte al vino”, explica Raúl.